La bodega Mas Rodó en una reforma y adecuación de una nave agrícola construida en los años setenta sobre las preexistencias de la antigua masía del siglo XVIII en la que, sin apenas intervenir en la estructura, se ha actuado para definir una imagen y condicionar el espacio para una producción vinícola contemporánea.

Sobre un zócalo original de mampostería, la nueva fachada de madera y acero redefine la volumetría del edificio y se encuentra cómoda entre lo natural y lo histórico. El sistema de fachada ventilada, una doble piel en madera, templa el interior de la sala de vinificación para optimizar el control en la fermentación del mosto, así como minimiza el consumo energético; mientras que el grosor del antiguo muro de piedra consigue unas condiciones de temperatura y humedad más que satisfactorias para la crianza del vino.

Dos cuerpos rompen la opacidad de la nave y ponen en relación el exterior y el interior, o la viña y el vino: la ventana de la sala de catas que mira a sur, sobre los viñedos, y el porche de entrada de vendimia. Revestidos en acero corten, inyectan de luminosidad y paisaje el espacio interior por medio de un esquizofrénico color primaveral Pantone 375C.

Los pavimentos continuos de la Bodega Mas Rodó se han diseñado de modo que, por n lado, definan los espacios abiertos (en color grisáceo) así como los que se cierran en si (en color Pantone 375 C); mientras que por el otro, ofrecen las cualidades que una bodega de estas características requiere: estanqueidad al agua, a la vez que un acabado antideslizante gracias al efecto del árido.

Se trata de un pavimento multicapa de BASF, formado por una aplicación de una primera capa de imprimación sobre el hormigón, seguido de una de fondo, luego una de saturación con árido coloreado y finalmente un sellado en resina epoxi.