Jóvenes y mayores comparten más cosas de las que estamos acostumbrados a suponer. Viviendas de un dormitorio, dos a lo sumo para esa persona que los cuida de noche, o el hijo que acaba de nacer, o el nieto que viene a ver a los abuelos, o el trabajo…. Espacios de relación que podemos compartir; corredores, miradores, lavandería, accesos…una casa global, no un edificio.

Un volumen compacto recoge las indicaciones de la normativa. Garaje en el sótano, accesos y centro de día en la planta baja, que ocupa la totalidad de la parcela, y viviendas en las cuatro superiores, con los retranqueos pertinentes. Dos núcleos de comunicaciones en las medianeras, con tendederos y trasteros, regularizan la compleja geometría. La posición de estas piezas en la misma planta que las viviendas facilita un uso más continuo, de verdadero apoyo. El núcleo principal desembarca en una suerte de cascada de espacios de relación y estancia entrelazados con dobles alturas. Ocho viviendas por planta. Hacia el parque, el corredor, con acceso directo a la zona de estar de cada vivienda; hacia el patio de manzana, los dormitorios; Aseo y cocina en el centro comparten patinillos de instalaciones.

El centro de día ocupa la práctica totalidad de la planta baja. Acceso principal desde el porche en el extremo sur, el más cercano a la piscina y remate del pequeño bulevar que se crea desde la avenida principal. Aunque por normativa debería ser medianera, la realidad nos presenta la posibilidad de un tratamiento formal más cercano al de fachada. Un eje longitudinal de comunicaciones distribuye las zonas principales: públicas al principio, con la recepción, sala de actividades, comedor y patio. Al fondo, dirección hacia el interior y zonas de uso restringido con acceso directo desde fachada, cocina y almacenes. Adosados al eje, aseos, taquillas y roperos. Un esquema claro y flexible, con doble orientación este-oeste, calle-patio.